Los sonidos evocan recuerdos y con ellos los deseos.
Si emites los sonidos adecuados, el deseo del cliente está cantado.
Por ejemplo, el agudo sonido del motor del avión,
despierta el deseo tomar un zumo de tomate, un
queso parmesano, anchoas o setas. ¿Porqué?
Según un estudio de la Universidad de Cornell,
estos sonidos agudos despiertan el interés por
determinados alimentos, mientras rechazan otros
como los dulces y chocolates.
Y además los sonidos que percibimos afectan a los sabores. Y de aquí la importancia de la música en los restaurantes.
Concierto para Dos Pianos, de Mózard, se usa como música de fondo para estudiar, concentrarse y retener mejor las cosas que se atienden en ese momento.
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