En márketing llamamos clavos de ataúd a cualquier
fallo por nuestra parte, imperfección, error, falsedad,
engaño, necedad, equivocación o fallo percibido por
el cliente.
Si los romanos decían que: "Errando discimus",
aprendemos equivocándonos, en márketing no
podemos permitirnos semejante lección, nos
sale muy cara. Un pequeño error puede echar
a perder muchos clientes.
No vale aprender a base de errores, es nefasto ya
que va contra el primer mandamiento de la venta
"La Confianza".
Es mejor no hacer nada que empezar mal.
El cliente perdona todo menos que le engañemos
o falseemos nuestra imagen o la del producto.
Sinceridad en todo momento y honestidad.
Nunca sobrevalorar los productos, mas bien
dejar que el cliente descubra nuevas aplicaciones
para sentirse mas atraído por el producto.
Y si algo no estamos seguros, decirlo sin miedo,
será nuestra carta de sinceridad y honradez
pero nunca engañar, sería pan para hoy y hambre
para mañana.
Hay verdades a medias pero la mentira siempre es
entera y completa.
Podemos decir solo y exclusivamente aquello
que de verdad conocemos y estamos seguros.
Un pequeño fallo es un clavo de ataúd, que
nos va encerrando cada vez mas en la sepultura
de la cual no saldremos nunca. Evita cualquier
clavo por pequeño que sea.
Haz lo que haces, sea mucho o poco pero muy
bien hecho. Y di de tus productos lo que de
verdad son sin sobrecargar demasiado las
tintas en milagros falsos.
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