Las emociones dominan las burbujas.
El miedo, la incertidumbre y la desconfianza mundial en todos los campos nos hace caer en multitud de errores al actuar más por instinto, por emociones.
Por ejemplo, cuando hay un acontecimiento muy importante que mueve los titulares, la respuesta es inmediata y sin justificar, se retrae el mercado y suben todos los precios. Lo acabamos de ver en el valor del oro que ha llegado a máximos por el Brexit.
El tiempo de inseguridad y pánico nos lleva a respuestas inconsistentes, irracionales, erróneas.
Ante el miedo, los movimientos son más rápidos para que no nos pille el psunami ,
cosa que no suele ocurrir y nos volvemos a equivocar en las decisiones.
Por otra parte entre un dato que aparezca y su gestación, pasan 350 microsegundos que aprovecha la inteligencia financiera para medrar y sacar partido en breve tiempo.
Todo nos lleva a un nerviosismo que no es bueno para ver la realidad y planificar una acción acertada. La super rapidez, lo desestabiliza todo. Lo que lleva a desbordar la Inteligencia Creativa, dejando actuar a los sentimientos antes que a la razón.
Con el Brexit, se frenan las inversiones y con ellas el consumo llegando a crear otra gran burbuja de la cual solo saldremos si hay confianza, seguridad y estabilidad.
En ello estamos con nuevos gobiernos dependientes de la economía mundial.
El consumidor cierra el bolsillo y trata de ahorrar por lo que pueda venir y las empresas aumentan sus ofertas para vender.
¿Quién gana?
Aquel que genere más confianza y esté más cerca del consumidor.
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