El que las compra da el valor de las cosas.
Y es por eso que cuando se fabrica, se hace o
se ofrece algo, lo primero es ver qué valor tendrá.
El valor depende directamente de la necesidad.
Y también de la abundancia de la oferta y de
la competencia.
Por eso hay que estar en contacto con el cliente
para averiguar qué puede mejorar su valor o su
servicio para añadir o quitar cosas. Simplificar
suele ser un buen método y sorprender con algo
del valor añadido, cuando no lo espera también.
Es necesario para aumentar este valor añadido
no solo estar en contacto con el cliente, hay que
tener mucha información, buenos contenidos, ver
oportunidades, ayudas, aumentar el conocimiento,
aumentar la seguridad, economía, fiabilidad y
a veces buena reagrupación para que el mensaje
sea creíble y apetecible.
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